Sería ingenuo pensar que el mundo de la publicidad no ‘explota’ los distintos estereotipos para su beneficio. Al final del día, la efectividad de una campaña publicitaria dependerá en gran medida del público al que va dirigida, así como la capacidad de lograr que dicho público objetivo se sienta identificado y/o representado por la campaña.
Ya sea estereotipos de género, raciales, socioeconómicos o incluso políticos; la publicidad y propaganda siempre tendrán en cuenta un grupo particular de individuos para asegurarse de que su mensaje llegue a las personas indicadas.
En muchos casos, la publicidad se vale de estereotipos simplemente porque saben que conseguirán los resultados esperados, incluso si esto implica un conflicto de interés con otra porción de la población, o incluso si la campaña es obvia y poco sutil a la hora de generar deseo en un producto, servicio, o ideología.
En este sentido, los estereotipos publicitarios funcionan como una especie de colchón para la industria, si bien también puede generar retroalimentación negativa en otros sectores. Al final del día, todo dependerá del objetivo de la campaña en un contexto determinado. Es por eso que, en el presente artículo, te explicaremos cómo y por qué funcionan los estereotipos en publicidad.
¿Qué son los estereotipos en publicidad?
Los estereotipos sirven para simplificar y aglomerar a un grupo de gente en función de un rasgo común. En la mayoría de los casos, la publicidad y propaganda busca ‘explotar’ dicho rasgo en común para atraer y sectorizar personas que, en otras condiciones, no tendrían ningún motivo para considerarse parte del mismo colectivo.
En el mundo de la publicidad, los estereotipos y las etiquetas sirven para identificar a grupos de personas con aspectos específicos. Por ejemplo, los estereotipos de género (como por ejemplo, dirigir productos de limpieza a mujeres y de mecánica a hombres) han sido un pilar fundamental de la industria.
Sin embargo, es importante resaltar que los estereotipos no son fijos. Tal como sucede con la sociedad, los roles cambian constantemente y deben ser revisados. Por eso, un comercial dirigido a la típica ama de casa de los años 50 podría generar enormes conflictos y rechazo en la sociedad actual.
He ahí la importancia de conocer el contexto y al público al que va dirigida la campaña. Si bien los estereotipos son una herramienta primordial, la sobreexplotación del recurso podría generar una respuesta completamente opuesta a la deseada.
¿Cómo funcionan los estereotipos en los mensajes publicitarios?
En términos sencillos, el estereotipo funciona mediante la identificación. El público objetivo se siente representado por una marca o una situación, o bien el producto o servicio publicitado parece solventar un problema o necesidad específica de un grupo de personas.
Las marcas y agencias de publicidad diseñan cada campaña con una meta en específico. Se fija un presupuesto y también un objetivo. Los estereotipos, entonces, son el grupo demográfico que mejor se adapta al producto o servicio en cuestión.
Las agencias de publicidad generan perfiles de audiencia en función de su comportamiento histórico. Por ejemplo, los hombres de 25 a 30 años serán más propensos a adquirir un producto en específico que aquellos de 45 a 50, o aquellos hombres que suelen comprar zapatillas deportivas, también estarían interesados en indumentaria de gimnasio.
¿Cuáles son los estereotipos sociales más comunes?
Si bien la sectorización de la audiencia y los estereotipos podrían ser prácticamente infinitos, las agencias publicitarias por lo general se enfocan en el género, el perfil sociodemográfico (ingresos bajos, medios, altos), así como la edad de los clientes potenciales.
No obstante, habrá tantos estereotipos como intereses. Las opciones son infinitas. Desde los fanáticos de un equipo de fútbol o las seguidoras de un artista pop, pasando por mujeres de mediana edad queriendo ocultar sus canas.
Por eso, realizar un buen estudio de mercadeo será el primer paso para garantizar el éxito de nuestra campaña publicitaria. Optimizar el uso de recursos y dirigir nuestro mensaje a quien realmente quiere escucharlo servirá para la planificación eficiente del presupuesto, incrementar las ventas, y conseguir una base de clientes fieles interesados en nuestro producto.
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